Hablando con distintos hosteleros de
Grado nos comentaban "«Antes, en mi bar el humo salía por la ventana como si fuera un puesto de
churros». Con todo, dice que nunca le ha molestado el tabaco de los
demás y acoge la prohibición con más resignación que otra cosa: «Me
perjudica un poco, pero hay que aceptarlo porque es una cosa que nos han
impuesto». Otros hosteleros de
Grado son más críticos, aunque se muestran igual
de impotentes.
Por ejemplo algunos recuerdan los miles de Euros invertidos en acondicionar una sala
para fumadores que, ayer a las dos de la tarde, en varios bares de
Grado estaban vacías. «Ese
dinero ya no lo vamos a recuperar», lamenta un hostelero de
Grado.
Dadas las restricciones de la ley, que prohíbe fumar dentro de
bares, cafeterías, restaurantes, discotecas, bingos o casinos, entre
otros lugares de uso público, no son pocos los establecimientos
hosteleros de nuestra Villa que han decidido ampliar su local hacia la calle.
Y así han instalado en el exterior sus terrazas, para que sus clientes puedan fumar al aire libre con el inconveniente, de soportar el frío invernal mientras toman una consumición, proliferando de esta manera las pequeñas mesas o a modo de éstas antiguas cubas
de vino en las que poder dejar los vasos, los platos y los ceniceros.