Cuando uno se encuentra en Grado siente que ha perdido el tiempo, que no merece la pena el consumo, ni el coche importante, ni el impresionante piso, que nada de eso vale la pena, que lo importante es un paseo, oír el murmullo del Cubia o del Martín, y nosotros preocupados en banalidades en fruslerías, consideramos pérdida de tiempo todo lo que no sea el dinero, la crisis, la política.
Somos incapaces de apreciar la charla con algún vecino, la botella de sidra en El Feudo o en Hevia, el vino con los amigos en Edi.
Nadie que no haya vivido una gran urbe puede valorar realmente este "dolce far niente", pero- hay alguna carencia que supongo que las autoridades municipales ya han pensado en paliar con el teatro-escuela de música que está en proceso.
Si, se echan de menos algunas actividades culturales... Dispone Grado de una estación de autobuses que para sí quisieran muchas capitales de provincia, son unas instalaciones modernas, con calefacción y baños, a parte dispone de unas dependencias para atención al público y de despachos o locales.
Lástima que su utilidad sea, a efectos de los viajeros, únicamente el preservarlos de las inclemencias del tiempo. No dispone de personal que atienda, ni una máquina expendedora de billetes o recarga de tarjetas, ni una mínima cafetería, ni siquiera los baños están abiertos todo el día.
Es una pena que unas instalaciones de esta categoría estén absolutamente infrautilizadas. A quien competa una sugerencia, a una inversión de este calibre se le podría sacar mucho más partido y rendimiento en beneficio de los vecinos