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Moscones de toda la vida: Luis Sánchez de Castañedo

Javier Alonso Navarro - Noticia - 06/12/2010 11:08


Luis Sánchez vecino del barrio de Castañedo de Grado, es uno de los tantos hombres que dedicaron su vida a trabajar la tierra, para vender luego sus productos, en el tradicional mercado de Grado, tarea que hizo desde los 14 años durante 60 años. Empecé con 14 años ayudando a mi madre Regina, por lo que tuve que dejar de estudiar, ya que en aquellos tiempos, era más importante trabajar, para poder comer que los estudios. Leer más.

Los mercados de antes en Grado, eran  muy  buenos,  sin duda los mejores de Asturias, porque  ofrecíamos mucha calidad y en mucha abundancia, para conseguir eso se trabajaba mucho y a diario durante la semana.

 Gran  parte de las familias de Grado, sobretodo de los pueblos como el mío de Castañedo, se dedicaban a trabajar la tierra, para vender luego sus productos en el mercado Moscón, ya que era el único medio que teníamos, para mantener nuestras familias para  poder comer.

  En Grado no había  tampoco muchas fabricas para trabajar, solo se limitaba a una media  docena de sierras, carpinterías o la famosa fabrica de zapatillas “LA MOSCONA”.

 No había casi sitio para plantar las hortalizas, incluso a veces  hasta  los caminos  los aprovechábamos  para plantar productos. Yo trabajaba a diario durante 10, incluso hasta 12 horas  todos los días y solo estábamos  esperando como agua de mayo que llegaran los dos días de mercado, porque eran las dos veces,  que  podíamos  bajar a la villa de Grado.

 Antes solo se vendían a por  mayor, sobretodo para tiendas por lo que era muy rentable el madrugar, para vender nuestros productos en el mercado de Grado. Ahora  en  el mercado la gente  solo compra para gastos de la casa.

 Había  días que sacábamos  500, 1.000  y hasta 2.000 pesetas de las de antes. Antes a  los mercados de Grado incluso, venían  camiones de fuera de Asturias: Madrid, Zaragoza, Andalucía para cargar  productos como: vainillas,  espinacas, puerros, castañas, repollos, tomates, pimientos, patatas, y toda clase de hortalizas.

  Luis tiene muy grandes recuerdos de las grandes ferias, que también se celebraban en aquella época, en Grado, mención especial tiene para una: (La feria de San Simon,  del 28 de octubre),  era la mejor feria sin duda de la villa. Grado se convertía en una auténtica concentración de gente, donde los comercios no daban abasto a vender, sobretodo comidas, mención especial hace Luis de “LA FONDA LA CLOYA, Y  LA FONDA LA  ESTRELLA”.

Venían gente de los concejos de alta montaña como: (Belmonte, Somiedo, Proaza, Teverga, o Yermes y Tameza)  para aprovisionarse de cara al invierno.Compraban: comida, aperos y  ropa especialmente. Lo que tenía mucho éxito era comprar: navajas,  botas, mantas, jamones y calcetines de lana, que venían desde Castilla y León, expresamente a venderlos.

  También  había otras ferias importantes de ganado en Grado  “ los praos, y la caída" donde se celebraban en el antiguo mercado de ganados y que también  traían mucha gente, pero tenia mas éxito siempre la feria de la  caída, porque  tenia mucho mas ganado.

  Luis lamenta que desde hace ya algunos años, esta tradición de trabajar y vender en los mercados se esta  acabando, aunque la entiendo "porque  hoy en día  con los adelantos que hay, también me gustaría si tuviera hijos que primero se dedicaran  a estudiar. Antes era un trabajo muy esclavizo, "trabajábamos entre 10 y  12  horas diarias y para traer la mercancía, echábamos los sacos al hombro que a veces llegaban a pesar hasta 100 Kg". También cestos que pesaban 40 Kg , además  incluso había veces que teníamos que llevar, sacos de abono de 100 Kg  para abonar los praos, "los llevábamos desde la farmacia Miranda , hasta donde hoy esta ubicado el  repetidor de Picaroso y todo el trayecto caminando entre piedras".

En la   rutina de los mercados Luis, hacia siempre lo mismo  “ me levantaba sobre las  5 de la mañana por la cuenta que me traía, había veces que mis padres me sacaban de la cama si no salía, para cortar la mercancía sobre la  rociada, antes de que saliera el sol, para que estuviera fresca  para venderla” .

Luis nos comenta que hubo una temporada que la mercancía, la dejábamos un día antes es decir la víspera a  los  mercados, debido a que había veces que no podíamos entrar para montar nuestro puesto, por culpa de la gente y coches. La dejábamos ahí en la plaza sola  y nunca nos falto nada.

Como anécdotas  Luis nos comentan unas cuantas : en  los 60 años que hice el mismo recorrido entre Castañedo, y el mercado, me pararon dos veces la Guardia Civil por no llevar luz  y ha raíz de eso, venia siempre con una linterna en la mano, acompañado de mi burro y el carro .

  También se acuerda  como anécdota que, los  vecinos de  Prahua, y Yabayos  al ver que, nosotros sacábamos bastante dinero de ventas, ellos entonces  fueron los últimos, en unirse también  para vender.

Recuerdo que, empezaron a bajar  la mercancía en bueyes y carros  de vacas cargaos de repollos, había veces que pasaban de 300 repollos, y luego ya empezarón a traer más  variedad de productos.

También Luis se acuerda de mas anécdotas, nos comenta que "era digno de ver cuando llegaba el tren del Vasco, a las 9:30 de la mañana ha Grado, aquello cuando bajaban del tren, parecía un ejercito de tanta gente a sus paso por el puente de Grado, uno tras de otro". Muchos de ellos se quedaban en Castañedo a dormir, o en las fondas que había en Grado, porque no tenían  muy buena  combinación para luego irse.

Otras anécdotas Luis nos comenta que muchos  ganaderos, venían con sus animales a Grado  caminando, desde  lugares como Salcedo a  27 Km. de distancia. Tenían que salir dos días antes, para que el animal luego estuviera  presentable y descansado para el  miércoles, porque no había transportes para llevarlos como ahora.

También desde  Aviles, Gozón  recuerdo venían  en “carros de xarre “ tirados por bueyes, para comprar ganado vacuno, también Luis se acuerda de "un olor especial que siempre te daba al entrar, al parque de abajo, era el olor a las  fresas que traíamos a vender, desde Castañedo, y Candamo se vendían muchísimas,” .

 Recuerdo también, en  los días de verano, teníamos que  dar agua a los  vecinos que bajaban, desde la Mortera, Picaroso y otros pueblos, para comprar el pan a diario en Grado para  poder  desayunar  “llegaban agotados del calor y de  caminar, también mujeres que bajaban la leche desde Picaroso, con un peso de entre 4 y 5 Kg. cada lechera, por el monte entre caminos todos empedrados”

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