Hola Javier mucho gusto poder saludarte y contestarte a tus preguntas:Nuestra vida en Grado fue muy diferente que en Argentina, lo primero que aprendimos fue a salir de vinos con mis primos, nos encontrábamos en el Beo dos, que no recuerdo el nombre de la dueña , pero era muy agradable y hospitalaria.
Compartíamos largas charlas con Antón, Rufo (el mejor pescador de salmón del mundo), su esposa castellana Mary, ¡¡que hacía los mejores callos de este planeta!! Sobre todo Toni, se interesaba mucho por conocer nuestras costumbres. Los tangos que escuchaba con Claudio, ¡y su interés por saber el significado de la jerga lunfarda!
Pronto comenzamos a hacer asados argentinos en casa de Rufo en La Mata , y yo a preparar el famoso "chimichurri" para aderezar las carnes, también preparé nuestro dulce de leche, típico .
Recuerdo haber visto los partidos del Mundial 1990 en el BO2, cuando jugaba Argentina, ¡¡¡Ramón Venezuela gritaba nuestros goles con pasión!!! jaja.
Todos los días por las mañanas visitaba a mi tío Mundo en su agencia de autos, paseaba por la plaza y el paseo del río, aunque lloviera, que llovía mucho ¡jolines! Pero a mí no me molestaba.
También iba a pie hasta el Estanco de Llantrales, a ver a mi tía Mari Cruz, de donde nunca me iba sin haberme comido unos riquísimos chorizos, ¡jo!
Recuerdo mucho también a María Cristina e Ignacio, su novio, simpáticos a más no poder. En el verano íbamos al mar, a la playa del Aguilar, ¡belleza de toda belleza!
¡Inolvidable la Cabaña de Mónica y Emilio en Somiedo! Subíamos con los niños, buscábamos el agua de las fuentes, ¡que hermosura de lugar! ¡Qué bien lo pasábamos con ellos! Esperando ver algún oso pardo, todavía conservo el oso de porcelana que me regaló Mónica cuando partimos.
Cuando recién llegamos a Grado,vivimos en la calle Curato 6, en el piso de mi prima Crucita, y luego en un piso alquilado en la calle Cimadevilla , frente al Bernardo Gurdiel, la escuela donde fue mi padre y también mis hijos.
A la distancia de estos 20 años, fue maravilloso para mí haber vivido en Grado, además para un argentino, acostumbrado a las largas distancias (aquí para llegar al mar tienes 400 km, y a las montañas a 1.200), era más que gratificante estar en el mar o la nieve en poco tiempo.
Muchas veces en los fines de semana, salíamos con José Matías, Eugenia , y Angela, al prado a comer tortilla o empanada de atún.
Recuerdo mi asombro en la Fiesta de Santiago y Santa Ana. ¡Y toda esa juventud pidiendo agua por los balcones! jaja.
También los carnavales, ¡¡mejores que los de aquí por lejos!!
Bueno, creo que por hoy ya es bastante. Sigo buscando fotos y recordando para poder seguir contándoles, como vivió la hija de un moscón en su estadía en Grau.
Cariños y muchos besos y felicitaciones para ti Javier, por todo lo bueno que haces en este medio, sobretodo para los Moscones que sentimos, mucho amor y cariño desde cualquier parte del Mundo, como es mi caso.
Cristina, ¡¡¡y comuníquense familia por favor!!!