Según nos comentaba hoy para
GN "Estaba acomodado en la acera del
puente de Grado esperando junto a más gente ver pasar a los ciclistas, cuando de forma sorprendente un
Guardia Civil de Tráfico se me acercó al verme allí a mano y me preguntó si tenía un chaleco reflectante, yo le dije que lo tenía en el coche y fuí a por él, me dio un silbato, me dijo lo que tocara el silbato y extendiera los brazos para indicar la proximidad de la glorieta y las señales, una vez que me puse en la glorieta estaba un poco nervioso por la responsabilidad grande que en ese momento te toca hacer sin esperarlo"
Cuando vi llegar los ciclistas y toda la caravana de vehículos, aunque pareza mentira, me sentí más relajado y lo hice perfecto, me prestó mucho y estuve encantao en hacerlo, es una experencia muy bonita que siempre recordaré, además me hizo ilusión porque me permitió hacerme sentirme util, finaliza con una sonrisa en la cara
Cecilio"
Sigue pasos del padre