Fue un dos de Agosto de 1993, también como en Castelldefels,con idénticos muertos (12). Por este motivo precisamente la TPA, despúes de la carrera de Formúla 1 emitíra el reportaje. Nosotros hablamos con Antonio Cendan el Guardia Civíl de Grado, prímero en llegar aquel terrible accidente.
En Agosto se cumplíran ya 17 años del grave accidente de trenes en los túneles de Vega de Anzo (Grado) que dejó 12 muertos y 7 heridos muy graves. Aquel 2 de agosto de 1993 quedará para siempre recordada en la memoria de dos agentes de la guardia civil, Antonio Cendan ,quien aparece en la fotos que adjuntamos, y su compañero Luis Manuel Alvarez. Fueron los primeros en llegar y seguro que para muchos heridos su presencia tan rápida fue como si se tratara de dos ángeles de la guarda. Por ello y como reconocimiento, a su labor ambos recibieron la cruz con distintivo blanco, de la orden del mérito del cuerpo.
Antonio Cendan recuerda cómo fue aquél fatídico día. "Recibimos la llamada del cuartel por radioteléfono en nuestro vehículo de patrulla, y llegamos al lugar del accidente, antes de las siete de la tarde, casi cuando acababa de producirse la explosión de grandes proporciones. En la llamada se nos comunicaba que había una explosión pero sin especificar muy bien si se trataba de un accidente o un atentado".
Ambos agentes conocían a la perfección el apeadero de Vega de Anzo, porque patrullaban muchas veces y por eso llegaron de la forma más rápida al lugar. "Nada mas llegar, tanto yo como mi compañero Luis y solo con la ayuda de los vecinos empezamos a trabajar. Recuerdo que apenas hablamos entre los dos, no hubo tiempo para palabras solo pensábamos en sacar a los heridos. En esos momentos no piensas ni en el riesgo que te pueda pasar". Lo primero que hicieron, recuerda el agente, es adentrarse en el túnel "con mucho valor y una linterna" y empezamos a evacuar. Los primeros heridos "estaban negros, como si estuvieran embadurnados de gasoil quemado y con los ojos rojos y enseguida nos dimos cuenta que los que habían quedado dentro ya eran cadáveres".
El calor enorme, el humo asfixiante y los primeros heridos yaciendo en el suelo, quejándose de dolor "son imágenes que siempre me quedaran hasta que me muera". Y es que aquel día todo muy rápido porque en pocos minutos "la temperatura había ascendido notablemente en el interior del túnel, y ya no se podía caminar sobre él". Todo tipo de objetos valían para tratar de sacar a los heridos del túnel. "Recuerdo que evacuamos a varios en improvisadas camillas". Un vecino llegó "con una escalera de su gallinero y otro con una puerta de chapa ...". A los pocos minutos, "ya vimos cómo llegaban ambulancias, bomberos, voluntarios, agentes... por lo que el dispositivo se montó con celeridad".