Era conseguiir un consenso entre todos los grupos municipales, sin que
hubiera ningún tipo de polémica y precipitación, para buscar la mejor
opción con la que hacer recordar su recuerdo en el tiempo.
El
tercer obejtivo se trata de una cuestión más práctica, y es trastocar
en la menor manera posible, la operatividad de los servicios qué
utilizan las direcciones postales en sú actividad, ya que en esta plaza,
no existen portales, ni viviendas, ní otro tipo de inmuebles que sé
sirvan de estos servicios.
Plácido Rodríguez, Concejal de Cultura (gracias por invitarme a
participar en este acto). Alcalde, concejales, autoridades.
Hijas de Don Francisco Crego, Ana y Teresa (mis dentistas)…
Familiares… amigos y vecinos de Grau
“Los nombres permanecen. Los nombres quedan” así decía Fernando Beltrán
en su libro titulado, precisamente, “El nombre de las cosas”.
Nombrar, bautizar, poner nombre a una calle o a una plaza no es, o no
debería ser sencillo… Porque, repito, “Los nombres permanecen…los nombres
quedan”. Y yo añado que dicen mucho de nosotros… ahora, en el presente… y
también en el futuro, cuando nuevas generaciones de moscones se fijen en estas
placas y en esos nombres, y se pregunten a quién o a qué hacen referencia.
La toponimia de una localidad, de un lugar, nos cuenta mucho de la
historia, de la idiosincrasia, de la singularidad de una comunidad. También nos
habla de la sensibilidad y buen criterio de los promotores de esas
denominaciones y de las autoridades que las aprueban.
Son personas relevantes, colectivos, incluso acontecimientos, hechos o
recuerdos históricos los que dan nombre a las calles o plazas de Grao y de
otras localidades… Nombres que permanecen como testigo, como homenaje, gratitud
y recuerdo de toda la comunidad.
Hoy, con todo merecimiento, inauguramos la plaza dedicada al médico Don
Francisco Crego Marcos. Hoy Grado honra la memoria de una persona muy querida y
respetada, hijo Adoptivo del Concejo de Grado y Moscón de Oro Local. Pero hoy,
Grado, esta colectividad, se hace un gran regalo a sí misma, añadiendo a su
toponimia, a su historia, a su memoria colectiva como pueblo a nuestro añorado
médico.
Don Francisco Crego Marcos, nació en 1933 en Salamanca, donde estudió
la carrera de Medicina, que fue para él su profesión, su vocación y su vida.
Don Francisco llegó a Grado en 1960 para convertirse en médico del
concejo durante más de 50 años. Cuando aquel joven doctor llega a Grado, recién
iniciada la década de los años 60, la asistencia médica como prestación pública
no estaba generalizada. El "seguro", como se decía en la época, no
alcanzaba a todos, lo tenían los obreros, pero no otros vecinos del concejo, como campesinos,
comerciantes o industriales, que tardarían aún casi dos décadas en obtenerlo.
Por aquel entonces, la mayor parte de la población de nuestro concejo
vivía en aldeas muy diseminadas en el territorio y a las que costaba llegar a
través de unas carreteras (o simples caminos) casi siempre en malas
condiciones.
Poco le importaban a Francisco Crego —"Don Francisco" para
todos los moscones— las desfavorables condiciones y escasos medios con los que
tuvo que trabajar durante sus primeros años de estancia en el concejo. Durante
décadas atendió a los que tenían seguro y a los que no, a los que podían pagar
y a los que no, y anduvo de noche y de día por todos los pueblos y casas donde
se le reclamaba. Siempre con su maletín bajo el brazo o colgado de la mano, de
aquí para allá de forma incansable sin tener en cuenta si era sábado, domingo o
festivo. En su casa siempre se atendía el teléfono y las urgencias, llamar a
"Don Francisco" siempre fue garantía de hallar una respuesta.
Por sus manos expertas han pasado generaciones y generaciones de
moscones que han tenido una fe ciega en su médico, un prestigio ganado a pulso
por sus cualidades profesionales y humanas. Y por supuesto, yo no hablo de
oídas, mi propio padre, Emilio, jamás quiso acudir a otro doctor, ni siquiera a
especialistas, que no fuera Crego.
Es curioso de lo que uno se acuerda, yo recuerdo entrar en el despacho,
en la consulta particular del doctor Crego, y ver en una estantería una
reedición completa de las novelas del coyote que yo mismo estaba leyendo por
aquel entonces, a mediados de los años 80. Lo cierto es que me sorprendió y me
agradó enormemente que una persona que yo admiraba fuera aficionada también a
aquellas novelas de vaqueros. Lamento no haber hablado nunca con él de este
tema.
"Don Francisco", representa la figura de ese médico rural de
abnegada dedicación, un médico que nunca quiso dejar Grado, pese a que tuvo oportunidades
para ello. Y que tampoco dejó nunca de ejercer su amada profesión.
Poner el nombre de Don Francisco Crego Marcos a esta plaza en concreto
es además un acierto y tiene pleno sentido pues es la plaza, el lugar de paso y
de acceso al centro de salud de Grau.
“El nombre de Francisco Crego permanecerá… el nombre de nuestro añorado
médico quedará para siempre ligado a nuestra villa, a nuestro concejo” porque
es justo, porque de bien nacidos es ser agradecidos. En definitiva, porque esta
plaza tiene el nombre que se merece… y Don Francisco Crego un lugar en la
historia de Grado.